• Autor: NPK PYME

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El índice de Capital Humano es utilizado tanto en los medios de comunicación como en el ámbito académico, pero ¿a qué refiere? Se lo puede considerar como el factor de desarrollo de un país. En agosto, el Foro Económico Mundial difundió el Reporte 2017 del Capital Humano, que mide la formación y la capacidad de la población para generar valor en una economía cada vez más difícil y competitiva. El mismo define que “nos referimos al conocimiento y las habilidades que poseen las personas, y que les permiten crear valor en el sistema económico global. No se consigue sólo a través de la educación formal”, sostiene el informe.

El ICH se compone de cuatro subíndices: «Aptitudes«, que mide el nivel general de educación acumulada; «Despliegue«, que estima la aplicación práctica de los conocimientos y la adquisición de habilidades a través del trabajo; «Desarrollo«, que calcula los esfuerzos realizados para educar a los estudiantes y formar a las personas en edad de trabajar; y «Know-how«, que mide el alcance y la profundidad de las habilidades específicas utilizadas en el trabajo. Cada subíndice está compuesto de diferentes indicadores que, promediados, conforman el puntaje final del ICH; esto hace que sea uno de los indicadores que estima con mayor precisión la calificación que tiene la mano de obra de un país para crear valor y producir riqueza. Noruega encabeza el ranking mundial con un índice de 77,12, seguido muy de cerca por Finlandia, con 77,07.

Lo que surge como inquietud es: ¿Qué ocurre primero? ¿Los países potencian su capital humano y eso les permite enriquecerse, o tienen que ser ricos para luego invertir en la formación de su mano de obra? a menos que una sociedad posea recursos naturales excepcionales, que le permitan ser rica dedicándose exclusivamente a extraerlos y venderlos, la única forma de tener un nivel de ingresos alto es con una población muy preparada. Cuando la riqueza  no está en la tierra, sólo el trabajo y la creatividad de las personas pueden crearla. Para eso, el Estado debe ocuparse de fomentarla y no de limitarla. Si este recurso es tan importante, es porque no sólo sirve para generar valor en la economía, este también permite desarrollar soluciones más inteligentes y eficientes a la multiplicidad de problemas que enfrenta cualquier sociedad, y mejorar así las condiciones generales de vida. Uno de los grandes interrogantes que enfrentan los países no desarrollados, que además están muy rezagados en términos educativos y de calificación laboral, es qué hacer para mejorar y estar en condiciones de competir con otras naciones. Con recursos escasos, y sin una infraestructura física y social desarrollada, no es tan sencillo potenciar el capital humano.

El problema de fondo es que las personas no interactúan en un ambiente con igualdad de oportunidades, sesgando de esta manera los resultados de políticas individualistas. La manera de mejorar es creando oportunidades equitativas en la educación, especialmente para los sectores más bajos de la población. El desafío se presenta en dos aspectos: por un lado construir una educación de calidad y por el otro, que garantice el acceso a la mayor parte de la población. En este aspecto, las PyMEs deben seguir con detenimiento los cambios propuestos desde el Estado en materia educativa, ya que pueden generar un intercambio provechoso a futuro.

 

Fuentes:

https://www.infobae.com/america/mundo/2017/09/23/el-ranking-de-los-paises-con-la-mano-de-obra-mas-calificada-del-mundo/

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