• Autor: NPK PYME

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El ambiente para el ser humano es lo que el medio para el animal, es el entorno que nos rodea y con el que estamos en una relación permanente y es causa de lógicas sociales. Un problema ambiental se presenta cuando afecte de una u otra manera el mundo natural y que implique los bienes y espacios públicos (aire, agua o servicios ambientales) (Belshaw, 2001). Es el ambientalismo una respuesta socio-política y filosófica al impacto de la técnica sobre el ambiente y a los efectos de quienes dominan los sistemas de producción, y las consecuencias que generan a otros. Esto avanza como una crítica a la estructura misma de la hegemonía capitalista, por ende una herramienta propicia para encarar los conflictos ambientales. Por otro lado, la ecología hay que entenderla como un saber científico, cuyos objetos de estudio son los ecosistemas, es decir, subconjuntos de la naturaleza con cierta unidad funcional que se comportan como sistemas, donde la evolución biológica no se da en el vacío, sino en un ecosistema y es efecto de varios condicionantes.

El naturalismo es una forma de entender la naturaleza eliminando sus cargas filosóficas, políticas y culturales, entendiéndola como un objeto dado, externo a la humanidad, comprendiendo la naturaleza como “un ámbito material y objetivo que existe en sí, de manera exterior a lo humano e independientemente de todo conocimiento” (Serje, 1999). La Ecología y la Mundialización han posibilitado relaciones a nivel planetario, planteando cuestiones como la contaminación transfronteriza, los efectos globales de la acción, como concebir y concretar instituciones internacionales más allá de los estados nacionales, que logren acuerdos, controlen y juzguen los impactos medio-ambientales que se generan en cualquier parte del mundo. Y un concepto relevante en esta cuestión es el de solidaridad, para encarar los conflictos ambientales que nos afectan, requiere de ajustes que pueda proveer la noción de equidad, de manera que consideremos “la tierra como casa de todos” sin olvidar la “humanidad” como unidad requerida,  reconociendo al interior de la misma la injusticia social, la distribución inequitativa de la riqueza y la explotación. Y hacia el interior de la misma, no todos los habitantes son igualmente responsables de los problemas ambientales, en otras palabras, no todos los estados nacionales son igualmente responsables.

Ahora, ¿qué hay de la solidaridad cuando se disputan recursos que termodinámicamente y a escala planetaria son limitados? ¿Cómo ser solidarios cuando somos cada vez más, y las técnicas nos ayudan en la ampliación de la esperanza de vida? Actualmente los conflictos ambientales implican una gestión permanente de intereses en pugna, y hoy el ambientalismo ilusiona con un capitalismo verde como meta, considerando al interior un modo de producción basado en la explotación y en la acumulación pero respetuosa de la naturaleza. Esto visibiliza una conciencia pública ambientalista funcional al mercado, donde las amenidades se mercantilizan desde la belleza de la naturaleza, como un servicio ambiental y popular. Aspectos que deben repensarse y actuar en consecuencia.

Fuentes:

Belshaw, Christopher. Filosofía del medio ambiente. Madrid. Editorial Tecno. 2001.

Serje, Margarita Rosa. “La concepción naturalista de la naturaleza. Un desafío al ambientalismo”. Revista de antropología y arqueología. Vol. 11. Nos. 1-2. 1999. Pág.: 5-67.

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